miércoles, 11 de febrero de 2015

miércoles de cenizas




Prácticamente se le asocia al polvo, simbolizando a la vez el pecado y la fragilidad humana. En el Antiguo Testamento también prevalece esta idea. El pecador es ceniza. Para simbolizar esto, el pecador se sienta sobre la ceniza y se cubre con ella la cabeza 

Ya desde el período de la “penitencia pública” y canónica los penitentes en la Iglesia antigua con frecuencia llevaron, sin duda voluntariamente, el cilicio y se cubrieron la cabeza con ceniza. Parece ser que desde los siglos VI-VII se difundió esta práctica al iniciarse la Cuaresma el miércoles anterior a su primera domínica. Es este día (Miércoles de Ceniza) los penitentes eran admitidos al “rito de la penitencia”. Tenían que hacer penitencia durante toda la cuaresma “con cilicio y ceniza”. Se les reconciliaba sólo hasta las proximidades de la Pascua, por ejemplo en Roma el Jueves Santo por la mañana.

En los siglos IX y X se da un gran desarrollo litúrgico en este aspecto. El obispo impone el cilicio y la ceniza a los penitentes y los despide fuera de la Iglesia. Parece ser que hacia el siglo XI la Iglesia romana extendió este uso no sólo para los penitentes, sino para la comunidad entera.

 LA CENIZA, ¿POR QUÉ?

1) Porque era una forma que en la antigüedad servia para reconocer que el hombre sin Dios era como polvo. Que el hombre sin Dios, al morir, se vuelve polvo y no resucita a la vida eterna (Cfr. Job 42, 6).
2) Las personas se ponían un sayal que era un vestido corriente, feo y molesto, y sobre su cabeza se ponían la ceniza para manifestar que estaban arrepentidos de sus pecados y harían penitencia por ellos 
3) Sabiendo que el pecador arrepentido no esta sólo pedían a Dios y a sus semejantes el perdón de sus ofensas y hacían constante oración. Toda la Iglesia oraba con ellos y por ellos para que durante la cuaresma pudieran cambiar a una vida mejor.

De acuerdo con el uso bíblico y litúrgico que se refleja en las mismas fórmulas actuales de imposición de ceniza: “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Cfr. Mc 1, 15) o bien: “Acuérdate que polvo eres y al polvo has de volver” (Gén 3,19), convendría tener en cuenta los siguientes aspectos:

1) La ceniza es símbolo de conversión; no se trata de hacer simples actos de mortificación, sino de lograr un cambio radical de la existencia humana, de la opción fundamental que da sentido a la vida, de las actitudes. Se trata de una conversión con su doble vertiente inseparable: vertical hacia Dios y horizontal hacia el prójimo.
2) La ceniza es símbolo de nuestra fragilidad y limitación humana. Ser consciente de que un día moriremos, implica el querer aprovechar nuestra vida para llevar a cabo el plan de Dios, el saber descubrir la verdadera escala de valores en nuestra existencia, el comprometernos para crear un mundo más humano, más justo y más cristiano.
3) La recepción de la ceniza es un acto personal y voluntario. Esto significa el movimiento personal de la conversión que se realiza bajo la gracia y la misericordia de Dios.
4) La imposición de la ceniza es también un acto eclesial. Se recibe en una celebración comunitaria, junto con otros miembros de la Iglesia. Es también toda la Iglesia quien intensifica en este periodo su estado de conversión y purificación.

 Y TÚ... ¿PORQUÉ TE PONES CENIZA?

No quisiera que tu fueras uno más de esos cristianos que hacen cosas sin saber por que. Para mucha gente de distintos lugares el Miércoles de Ceniza es algo así como una fecha mágica. Las Iglesias se llenan como nunca, se hacen grandes colas e incluso aparecen ese día quienes nunca van a misa los domingos.

Reflexiona lo siguiente:.

• Cada año celebramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo.
• Pero no se trata solamente de recordar lo que le sucedió, sino de vivirlo junto con Él.
• ¿Cómo celebrar que Cristo padece y sufre por nosotros, si nosotros seguimos viviendo igual?
• ¿Cómo celebrar la resurrección de Cristo y su victoria sobre la muerte, si nosotros seguimos muertos por el pecado y no queremos nacer a una Vida Nueva de fe, de amor y de esperanza?
• ¿ Cómo celebrar que su resurrección es el inicio de la familia universal llamada Iglesia, si nosotros seguimos viviendo en nuestro egoísmo y no nos unimos en comunidad, en familia, para ayudarnos, para trabajar juntos, para buscar el bien, par hacer oración... ?

Para celebrar la pasión, muerte y Resurrección de Cristo, debemos prepararnos. A ese tiempo de preparación la llamamos Cuaresma, porque son cuarenta días en los que reconocemos, de una manera más profunda, que hemos fallado al amor de Dios y arrepentidos buscamos la manera de corregirnos. Por eso la Cuaresma es tiempo de oración, de reflexión, de penitencia, de ayuno y vigilia.

Lo importante es la disposición del espíritu; por ejemplo, si uno deja de comer carne, no es para darse un banquete con pescados o mariscos, sino para privarnos de algo que nos gusta, lo cual no necesariamente es material: cigarros, alcohol, televisión, pero también privarnos de hablar mal de las personas, ‘sacrificar’ nuestro tiempo para visitar enfermos, preocuparnos por el vecino, tener paciencia y amor con los ‘viejitos’ de la casa.
fuente:http://www.mercaba.org/LITURGIA/Cuaresma/miercoles_ceniza.htm