jueves, 24 de marzo de 2016

Pascual

Honremos estas Pascua haciendo que el sacrificio que Dios hizo por  nosotros no sea en vano.

Dios no solo se entrega en la persona de Cristo,  sino que como Dios Padre entrega su Hijo. Nosotros como padres sabemos  o podemos vislumbrar en ese hecho el dolor que significa. Dios manda a su hijo muy amado a salvarnos, simplemente por nosotros... 
Este es un tiempo de entrega total de Dios por nosotros… y nosotros? ¿ Cuál es nuestra respuesta?
Dios nos invita a dar nuestra vida por Él. Especialmente en este año de la Misericordia. Nos invita a entregarnos a los demás.  
El cristiano sabe perfectamente que solo no se salva, no fuimos creados para  estar solos. 
Nuestra promesa de vida eterna es la recompensa por la vida que demos por los demás. Cada minuto que entregamos para hacer, para escuchar, quizás para solo acompañar en silencio a quien lo necesita cuenta.
Si amo únicamente mi vida, la perderé. Si la doy para el Cristo que vive en cada uno de los que me rodean la ganaré.
Es a Jesús en cada uno de nuestros hermanos a quien debemos ver.

“les aseguro que lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” Mateo 25, 40. 

Tan sencillo, tan claro...